El Sindicalismo actual está malherido y no le faltan voluntariosos aspirantes a enterradores, que pretenden reducir a nada la resistencia de trabajadoras y trabajadores. Las cúpulas de CC.OO. y UGT se encuentran cada vez más alejadas de las necesidades reales de los centros de trabajo. Las organizaciones, sobredimensionadas y burocratizadas, se convierten en objetivo en sí mismas, y su mantenimiento requiere muchos esfuerzos y recursos. Cuando estos recursos, que ya son escasos, se reducen aún más por la escasa tasa de afiliación, la alternativa fácil y a la que han recurrido los, hasta ahora, sindicatos mayoritarios, ha sido a obtener financiación por la dotación de subvenciones públicas.

La publicación en el DOCM el 17/10/2017, de la concesión directa de una subvención a los sindicatos CCOO y UGT para la evaluación y difusión del Plan Extraordinario por el Empleo, durante el ejercicio 2017, por un importe de 430.000 € para cada sindicato, y los 290.000 para la, CECAM, ha abierto una enorme polémica en los centros de trabajo y en la propia sociedad castellano manchega. Para darse cuenta de la dimensión del sistema clientelar que está instalado en CLM no hemos tenido más que recurrir al portal de transparencia y al propio DOCM, y así poder comprobar que CCOO-CLM ha recibido un total de 3.294.684 € entre el 2014 y 2017, UGT-CLM ha recibido 3.337.224,97 € y CECAM 7.730.828,82 €. En estos números no entran las recientes subvenciones.

Si la cifra es escandalosa, la justificación no deja de serlo menos. ¿Ayudas directas para evaluar y difundir un Plan de la Junta? ¿No hay personal público para hacer este trabajo? ¿Cómo se puede luchar contra las externalizaciones, si se asumen funciones que debieran gestionarse por la Administración?

Como puede observarse en el gráfico, Intersindical CLM no ha recibido ninguna subvención de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Nuestros ingresos se deben principalmente a las cuotas de nuestros afiliados, más la financiación para la actividad sindical por parte de la UCLM en función de los delegados electos en las elecciones sindicales (menos del 3% de nuestros ingresos). Aun así somos capaces de desplegar una intensa acción sindical, con pocos recursos pero llena de imaginación y pragmatismo, además de entrega y dedicación. Adaptando la organización del sindicato a las necesidades y recursos propios, evitando la permanencia indefinida de sus integrantes, para evitar generar burocracias, y sometiéndose siempre a órganos asamblearios y de participación.

Por otra parte, los gobiernos tienen constatado que a mayor subvención, mayor paz social, por lo que les es fácil abrir y cerrar el grifo de la financiación y así modular la propia acción sindical, “el que paga manda”, llegando a cometer conductas antisindicales y antidemocráticas con los sindicatos que plantamos cara.

Para la supervivencia del movimiento sindical y para los intereses de las clase trabajadora es imprescindible la participación desde las bases, que debe propiciar la unidad de acción tanto en la negociación como en la movilización.

En el fondo, todos y todas tenemos responsabilidad sobre lo publicado la semana pasada en el DOCM. La elección entre sindicalismo subvencionado y dócil o sindicalismo independiente y batallador, está en nuestras manos. Cuando decidimos afiliarnos a un sindicato o a otro o a ninguno, cuando participamos o no en las asambleas o movilizaciones, o cuando estamos pasivos o activos ante la defensa de nuestros derechos y de los servicios públicos, por ejemplo, estamos optando.

Hacemos lo que decimos, decimos lo que hacemos