LA PIRÁMIDE INVERTIDA EN LA JUNTA

A un gobierno con un Presidente y un Vicepresidente primero cuyos únicos méritos profesionales son haber pisado moqueta desde su más tierna juventud, es muy complicado explicarle la importancia de dotarse de una administración objetiva e independiente para garantizar la prestación de los servicios públicos en igualdad de condiciones a la ciudadanía. ¿Qué se le puede decir a quién lleva toda su vida profesional rodeado de personal de confianza, nombrado por su dedo divino?

La cosa se complica con un consejero de Administraciones Públicas que, mareado con tanta puerta giratoria, pretende imponer un modelo de empresa privada en la administración pública, y con un Secretario General de Podemos ciego y mudo, que ha renunciado a la imprescindible labor de control y oposición a las desbandadas derechistas y privatizadoras de Page, por el módico precio de una Vicepresidencia segunda sin funciones y una Consejería sin unidades administrativas, sustentadas únicamente por personal eventual y de libre designación.

Malditas mesas.

Las mesas sectoriales no son más que el reflejo de esta triste realidad política, solo hay que bajar un nivel y añadir más personajes, como un D.G. de la Función Pública nombrado por su afinidad y lealtad con el consejero (del mérito y capacidad ya hablamos otro día), sin margen ni voluntad de negociación, y que sigue acumulando demandas en el TSJ por vulneración de la normativa en materia de empleo público. En las malditas mesas sí que se da la batalla, y cada vez que Narváez acude con alguna chapuza o chanchullete, le pasa como a Aguirre cada vez que coge el coche, además de una “bronquita se lleva una multita”. Normal que nos quisieran quitar de en medio en el decreto de personal directivo, no les gusta nada que nos enteremos de sus cositas, y mucho menos que las hagamos públicas y las impugnemos en los tribunales. Hasta ahora su actitud es de un enorme cinismo, “demandar lo que queráis, ya veremos lo que dice el juez…”. Pues eso, ya veremos lo que pasa cuando vayan cayendo las sentencias. ¿Dimitirán entonces, o harán como Leandro y de la Fuente?

Porque, por lo pronto, STAS-CLM lleva dos demandas en las dos últimas mesas con modificación RPT: una por la reestructuración de la propia DGFP, una buena chapuza para dar ejemplo, y la segunda por cambiar plazas de concurso a LD en las oficinas de empleo, una barbaridad y un malísimo precedente. La tercera demanda vendrá por la creación del nivel 30 de Guadalajara, para un amiguete del PSOE, que vergonzosamente decidieron sacar adelante pese al escándalo montado y a la unánime oposición sindical. Al final de la reunión, llenos de indignación tras lo sucedido, no pudimos resistirnos con lo que se está convirtiendo en un clásico: NOS VEMOS EN LOS TRIBUNALES.

La cultura del puestecito

La cultura del puestecito -del yo te lo apaño, yo te lo arreglo-, frente a la igualdad, mérito y capacidad en el acceso y la provisión de los puestos y cargos públicos, tiene dos caras igualmente peligrosas. La primera es que el puesto que tendría que asignarse a la persona más capacitada, con más méritos y experiencia, se regala a alguien que, en el mejor de los casos, necesitará que otras personas hagan su trabajo, y en el peor, puede provocar desastres, a veces irreparables (¿Un incendio mal gestionado? No perdáis ojo al caso de la diputación de Albacete). La segunda cara de esta moneda es que la garantía de la imparcialidad se sustituye por la lealtad y la obediencia complaciente. Este es el auditorio que buscan estos actores que ya nadie se cree. Una función que nos sale muy cara y que sólo cuenta con los halagos y aplausos de un público al que le han regalado las entradas.

La norma

¿Esto significa que todos los puestos de libre designación comparten la cultura del puestecito? Pues claro que no, desde STAS-CLM denunciamos el modelo que facilita la politización del empleo público, a la vez que reconocemos la labor de toda la gente que se levanta por la mañana con la firme voluntad de prestar un servicio de calidad a la ciudadanía, y que como funcionaria o funcionario público se compromete a garantizar que se van a prestar con objetividad, al margen de la provisión de su puesto de trabajo, y aún a sabiendas de que hacerlo le puede costar el cese.

La pirámide invertida.

El problema no solo es el obsceno saqueo que se hace del capítulo I, que es una vergüenza, lo más grave es lo que se deja de destinar a la mejora de la función pública. Mil veces nos han puesto como excusa que el capítulo I son habas contadas y que no se puede incrementar el gasto de personal, y claro, por esa misma regla de tres: lo que se gastan en puestazos y en prebendas es lo que luego no se puede dedicar en reforzar plantillas, revisar niveles, o recuperar derechos. Aunque claro, si hacemos un ejercicio de empatía y nos ponemos en su pellejo ¿Qué le importa el futuro de la función pública al nivel 30 que va a enchufarse 15.000 euros más al año… de por vida?

El resultado de este modelo, a medio plazo, es una administración en forma de pirámide invertida con un control férreo de los puestos directivos, nombrados a dedo y pagados a precio de oro, mientras se subcontratan los puestos de gestión directa, esos que precisamente dan servicios a la ciudadanía. Desde STAS-CLM no vamos a resignarnos a contemplar pasivamente como la Función Pública se convierte en un chiringuito administrativo, y seguiremos denunciando públicamente y ante los tribunales todos los abusos que se cometan en materia de empleo público. Hacemos un llamamiento a todas las empleadas y empleados públicos a seguir informándose, debatiendo y protestando abiertamente, porque cuando estamos informadas e informados el gobierno se inquieta, cuando participamos se preocupa, y cuando protestamos le hacemos temblar.

LA LUCHA CONTINÚA

SUS PREBENDAS SON NUESTROS RECORTES

NOS VEMOS EN LOS TRIBUNALES